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sexta-feira, 27 de novembro de 2015

La sombría historia detrás de las exportaciones militares de Israel

South Sudanese Soldiers. (Steve Evans/CC BY-SA 2.0)a


Los mayores paladines de Israel se enorgullecen de apoyar a un país floreciente basado en el supuesto ingenuo de que respeta la democracia y los derechos humanos. Pero, ¿saben los que llaman a Israel la "la nación del milagro económico" y la "única democracia de Oriente Medio" cuán enredado está el Estado judío en la venta de armas a los violadores en serie de los derechos humanos?
La sombría relación de Israel con regímenes tiránicos de la que el mundo se enteró el domingo por la mañana cuando el ministerio de Relaciones Exteriores anunció la objeción a una nueva enmienda a una ley que restringiría las ventas de armas israelíes a los países involucrados en violaciones de los derechos humanos.
La ley de la supervisión de las exportaciones del ministerio de Defensa, aprobada en 2007, obliga al ministerio a consultar al ministerio de Relaciones Exteriores antes de vender armas a un país extranjero. De acuerdo con la enmienda -patrocinada por las diputadas de Meretz, Zehava Galon y Tamar Zandberg- el ministerio de Relaciones Exteriores tendría un poder casi total de veto sobre la venta de armas, siendo el gabinete de seguridad la única autoridad para anular la objeción del ministerio.
Según la autoridad legal del ministerio, el monitoreo de las violaciones de los derechos humanos perpetradas por las fuerzas de seguridad extranjeras son "importantes y merecen una atención continua del ministerio de Asuntos Exteriores y de todos los organismos que participan en la supervisión", pero no es lo bastante importante para legislar esta ley.
¿Entonces por qué la oposición del ministerio de Relaciones Exteriores? El objetivo de la ley original era permitir que el ministerio actúe como freno para los traficantes de armas que probablemente prefieren hacer la vista gorda a las implicaciones de los acuerdos que hacen. En momentos en que el nombre de Israel no es exactamente sinónimo de los grandes defensores de los derechos humanos, uno esperaría que su Gobierno haga mínimamente eso -aunque sea por el bien de la apariencia exterior– es decir, hacer un esfuerzo concienzudo de garantizar que las armas israelíes no terminen en las manos equivocadas.
No es solamente a la posición actual de Israel en el mundo a la que debería afectar esa decisión. El Estado suministró -y sigue haciéndolo- armas a algunos de los peores violadores de los derechos humanos imaginables. En una reciente entrevista de Ayelett Shani del periódico Haaretz, Liliy Traubman, de origen chileno, describió sus esfuerzos para exigir la divulgación de las relaciones de los organismos de seguridad de Israel y su cancillería con el brutal régimen de Augusto Pinochet, responsable del secuestro, el asesinato y la tortura de decenas de miles de ciudadanos, incluyendo la de su padre.

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