El Presidente francés, François Hollande, despliega estos días una
enorme actividad encaminada a forjar esa “gran y única coalición” contra
el Estado Islámico que los bárbaros atentados de París le han
inspirado. El lunes recibió a David Cameron en París, el martes se
encontró con Obama en Washington, ayer cenó con Merkel en el Elíseo y
hoy recibe a Matteo Renzi antes de salir para Moscú a entrevistarse con
Vladimir Putin. Esta actividad será inútil.
El motivo es que tal
ofensiva no tiene la menor posibilidad ni intención de abordar el
principal problema del momento: el sostén al enemigo declarado por parte
de los Estados amigos del Golfo y de potencias de la OTAN,
particularmente Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos,
Kuwait y Turquía. La propia OTAN, como tal, está mucho más preocupada
por los “avances” rusos -los insólitos desafíos militares de Moscú,
primero en Ucrania y ahora en Siria- que por el Estado Islámico que
militarmente no es gran cosa.
El viernes, el Consejo de Seguridad
de la ONU aprobó por unanimidad la resolución francesa que llama a
“redoblar y coordinar esfuerzos para prevenir y suprimir los actos
terroristas cometidos por el Estado Islámico así como el Frente Al Nusra
y los demás individuos, grupos, proyectos y entidades asociados con Al
Qaeda y otros grupos terroristas”. Esa voluntad nace muerta mientras no
se ponga orden en la coalición occidental. Y el problema es que eso no
puede hacerse sin desestabilizar toda la geopolítica de occidente en la
primera región energética del mundo.
En Siria hay tres fuerzas que
combaten al espectro señalado por la resolución de la ONU: el régimen
de Asad, dictatorial y sanguinario, los rebeldes kurdos y la aviación
rusa. Las potencias occidentales y sus amigos del Golfo son hostiles a
los tres; el cambio de régimen en Damasco ha sido hasta ahora la
prioridad occidental, los rebeldes kurdos son bombardeados por Turquía, y
el derribo del avión ruso y los apoyos que ha recibido en Bruselas y
Washington, hablan por si solo. Y eso en la hipótesis más optimista de
que no hubiera un acuerdo previo de Turquía con la OTAN respecto al
derribo del avión.
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