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sábado, 14 de novembro de 2015

Llamado a los palestinos a una “guerra sin armas”

Detrás de los titulares en las primeras planas sobre los enfrentamientos entre jóvenes palestinos y soldados israelíes armados, Israel ha estado -como siempre- intensificando silenciosamente su control sobre las vidas de los palestinos en los territorios ocupados.
La semana pasada, en Hebrón -un punto álgido en estos días- 50 familias asediadas que aún viven en el barrio de Tel Rumeida se enfrentaron a una nueva restricción de movimientos, diseñada para ayudar a liberar la zona de asentamientos e intensificar los asentamientos judíos.
Se podía ver a algunos de los residentes de Tel Rumeida haciendo cola en silencio en el puesto de control local para registrar sus tarjetas de identificación. Ninguna persona que no fuera del barrio y que no estuviera en la lista de los militares estaba habilitada para entrar.
La respuesta difiere marcadamente de la reacción de hace 21 años, cuando los residentes enfrentaron una orden similar. Entonces todo el barrio se negó a registrarse. Israel los castigó con un toque de queda durante seis meses, solo permitiendo a las familias salir por unas horas a la semana para comprar comida.
Cómo responder a las órdenes militares de este tipo está en el debate central y se ha revivido entre los palestinos la discusión sobre los méritos relativos de la lucha armada y la resistencia no violenta.
Una encuesta de principios del verano mostró que un 49 % de los palestinos entre 18 y 22 años, apoyaba un levantamiento armado. En septiembre, después de los primeros enfrentamientos en Jerusalén, esa cifra había aumentado al 67 %.
La volatilidad puede en parte explicarse por una sed de venganza inevitable cuando los palestinos miran a sus compatriotas asesinados y mutilados por los soldados israelíes.

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