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terça-feira, 1 de dezembro de 2015

Sustos


"Los estadunidenses están mucho más en riesgo de violencia por fanáticos blancos cristianos armados que por musulmanes", afirmó el comentarista y profesor de historia Juan Cole, luego de que una clínica de Planned Parenthood, en Colorado, que, entre otros servicios de salud incluye el del aborto, fue atacada por un hombre blanco el pasado viernes. En la imagen, una enfermera de la clínica-Foto Ap

El país más poderoso del planeta, y de la historia, es también el más temeroso e inseguro.

Aquí todo es amenaza, todo es peligro, todos son sospechosos. Y aunque los políticos y los medios suelen repetir que las amenazas provienen de afuera –terroristas islámicos, narcotraficantes colombianos/venezolanos/mexicanos, inmigrantes no blancos–, la amenaza mayor proviene desde muy adentro, y es muy estadunidense, y suele ser muy blanca.

Por ahora, los únicos que han violado la Constitución, las libertades civiles, los derechos fundamentales tan elogiados en cada discurso, en cada partido deportivo, en cada Día de Acción de Gracias, en cada momento patriótico, son políticos estadunidenses.

Como han advertido intelectuales y sabios de gran talla y variedad ideológica, desde Noam Chomsky, Gore Vidal y el economista premio Nobel Joseph Stiglitz hasta el ex presidente Jimmy Carter, entre muchos más, no sólo se ha desvanecido eso que se llamaba república, sino que este país y sus políticas son cada vez más parecidos a una oligarquía.

Y como demostraron Edward Snowden, Chelsea Manning y otros filtradores o denunciantes, el gobierno secreto es más omnipresente de lo que se pensaba, y oye lo que cada uno opina. George Orwell está presente; si estuviera vivo, estaría bajo vigilancia.

Algunos izquierdistas han empleado la palabra fascismo en tantas ocasiones en el pasado que ha perdido su significado y, más bien, ya se entiende como un insulto. ¿Pero a qué extremo está este país que algunos conservadores ahora acusan a uno de sus colegas de fascista? En los últimos días, después de que Donald Trump propuso un registro nacional de musulmanes y acorralar y expulsar a extranjeros, entre otras medidas que analistas, medios y contrincantes han comparado con medidas estilo nazi, algunos de su mismo ámbito político lo denuncian por ser demasiado extremo. "Trump es un fascista", comentó Max Boot, analista en el Consejo de Relaciones Exteriores y asesor del precandidato Marco Rubio. El asesor sobre seguridad nacional de Jeb Bush afirmó que un registro federal obligado de ciudadanos estadunidenses, basado en la identidad religiosa, es fascismo. Punto.

Pero Rubio, Bush, el doctor chiflado Ben Carson y los otros precandidatos republicanos, igual incitan el temor y la inseguridad ante amenazas externas como parte fundamental de sus discursos.

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