Un nuevo proyecto de oleoducto en Dakota del Norte, EEUU, ha
provocado un importante movimiento internacional de oposición. El
oleoducto, de 1.770 Km y con un coste de 3 700 millones de dólares,
prevé transportar más de 500,000 barriles de crudo diarios, dividiendo
los territorios sagrados de los nativos americanos así como las tierras
que les fueron concedidas por tratados. Pero también amenaza la calidad
del aire y los recursos hídricos en la región y supone un impulso
importante a la industria petrolera en el peligroso escenario que nos
coloca el Cambio Climático.
El pasado 30 de Noviembre, más de 500 organizaciones de la sociedad civil de 50 países firmaron una carta abierta
dirigida a 17 entidades bancarias, entre las que se encuentran ING, BNP
Paribas, Citigroup o el BBVA, exigiendo la retirada de la financiación
del proyecto Dakota Acces Pipeline (DAPL).
Este proyecto supondría
la construcción de un oleoducto de 1.770 Km, con un coste de 3 700
millones de dólares, que prevé transportar más de 500 000 barriles de
crudo diarios desde Dakota del Norte hacia el centro-oeste y finalmente
hasta la costa este y el sur de Estados Unidos. El proyecto de
construcción de este oleoducto ha generado un importante movimiento
internacional de oposición, liderado por la tribu Sioux de Standing Rock
pero apoyada por los gobiernos tribales de más de otras 280 pueblos y
con aliados en todo el mundo. Esta creciente resistencia mundial se
opone al Dakota Acces Pipeline (DAPL) debido a que la trayectoria del
oleoducto divide los territorios sagrados de los nativos americanos así
como las tierras que les fueron concedidas por tratados, y a que amenaza
la calidad del aire y los recursos hídricos en la región. Además, esta
infraestructura es una amenaza climática en toda regla, ya que supondría
un impulso importante a la industria petrolera en la región.
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