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quarta-feira, 2 de dezembro de 2015

Cómo podemos ganar la guerra contra el terrorismo

Tras los sangrientos atentados los dirigentes políticos tienden a privilegiar una respuesta estilo robocop. Pero, ¿es la respuesta adecuada? 
Lo único que ha hecho la guerra contra el terrorismo de Bush ha sido reanimar el terrorismo y, por si fuera poco, ha engendrado el Daesh. ¿Vamos a repetir este error hoy?
El terrorismo afecta deliberadamente al alma de la sociedad y por ello hay que hacer todo lo posible para dar una respuesta a los terroristas y eliminarlos radicalmente. En este sentido, un enfoque antiterrorista no debe satisfacer un único criterio: debe ser eficaz, llegar el centro del terrorismo. Uno se podría preguntar si el enfoque que se está dando actualmente en nuestro país [Bélgica] y en Francia es la respuesta adecuada y también se puede incluso preguntar si nuestros dirigentes políticos están dispuestos a llevar la lucha a fondo, es decir, hasta la raíz del mal. Y es que hay muchos intereses en juego y un enfoque en profundidad se opone al curso actual de la política en Europa occidental.

En este artículo buscaremos primero las causas más profundas de los atentados terroristas. A continuación examinaremos por qué es contraproducente el enfoque actual. Finalmente haremos algunas propuestas sobre un enfoque en profundidad.
1. El caldo de cultivo
No se lucha contra una enfermedad atacando los síntomas sino eliminando sus causas o su sustrato. Ya se ha escrito mucho sobre este caldo de cultivo. Tenemos que buscar las causas de los atentados terroristas pasados tanto en el extranjero como en el país. Si se combina la estrategia de la radicalización yihadista con el odio hacia la comunidad musulmana y con la islamofobia se obtiene un coctel explosivo. Examinemos de nuevo los diferentes elementos.
A. Radicalización (1) made in USA La invasión de Iraq en 2003 llevó al colapso de su Estado. Washington optó por la estrategia de «divide y vencerás». Se eliminó deliberadamente a las fuerzas laicas y se enfrentó a los chiíes con los sunníes. El terrorismo contra la población sunní formó un caldo de cultivo ideal para los yihadistas. Arabia Saudí y Qatar no dejaron de ofrecer sus servicios. El Estado Islámico surgió de este conjunto de yihadistas extremistas.

La profesión de fe extremista del Estado Islámico, al-Qaeda u otros grupos terroristas islámicos no cayó simplemente del cielo. Son producto de una difusión sistemática y durante mucho tiempo del wahabismo por parte de Arabia Saudí. El wahabismo es una corriente ultraconservadora que difiere poco del califato en materia de credo y de prácticas. En el pasado Arabia Saudí formó a 45.000 cuadres religiosos en el extranjero.

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