Las velas siguen ardiendo en la ciudad de París en los sitios donde
se recuerda a las 130 personas asesinadas por militantes armados
identificados con el Estado Islámico (que según señalan muchos
musulmanes, no es ni islámico ni un Estado) en los ataques perpetrados
en el teatro Bataclan, restaurantes de la zona y el Estadio Nacional de
París. En estos lugares donde ocurrieron los actos de violencia,
dispuestos como un torrente de sentidas expresiones de dolor, se pueden
ver flores, mensajes, banderas de Francia, fotos, recuerdos de los
fallecidos y reproducciones del ahora icónico símbolo de la paz diseñado
a partir de la imagen de la Torre Eiffel.
En este contexto se
está desarrollando uno de los encuentros mundiales más importantes de la
historia: la 21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, o COP 21. Prácticamente
todos los países del mundo están representados aquí, a través de sus
delegaciones, que están intentando alcanzar un acuerdo antes del 11 de
diciembre, con el objetivo de evitar un cambio climático catastrófico e
irreversible.
Supuestamente, la COP 21 es la culminación de más
de dos décadas de trabajo en el marco de las Naciones Unidas para
transformar la sociedad, poner fin a la era de los combustibles fósiles,
comenzar a utilizar energía renovable y reducir drásticamente las
emisiones de gases de efecto invernadero. Estaba previsto que el 29 de
noviembre, el día antes de que comenzara la cumbre sobre el clima, se
realizara en París una marcha multitudinaria, en la que se preveía que
participarían más de 400.000 personas. Sin embargo, el Presidente
francés, François Hollande, declaró un estado de emergencia tras los
ataques y prohibió las manifestaciones. Quienes critican esta decisión
sostienen que el calentamiento global también es un estado de emergencia
y que expresar nuestra oposición es lo único que nos salvará.
El
fin de semana, diez mil activistas parisinos e internacionales formaron
una cadena humana que se extendió por varias cuadras en París. Al
finalizar la acción, los activistas decidieron desacatar la prohibición
de las autoridades francesas de realizar protestas e intentaron marchar
hacia la Place de la République, donde miles de personas habían colocado
velas y flores en homenaje a las víctimas de los ataques terroristas.
Si bien el Presidente francés culpó a los manifestantes de destruir el
lugar de homenaje a las víctimas, imágenes tomadas por Democracy Now!
muestran que los manifestantes formaron un cordón para proteger el sitio
de los cientos de policías antidisturbios que lanzaron gases
lacrimógenos, granadas de contusión y gas pimienta.
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