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quarta-feira, 9 de dezembro de 2015

Hacia un Estado policial sectario y autoritario

El sábado 28 de noviembre mataron a tiros a Tahir Elçi, presidente de la asociación de abogados del sureste de la provincia de Diyarbakir y firme defensor de los derechos humanos de los kurdos, cuando leía un comunicado de prensa en la mencionada ciudad. Las fotos del cadáver de Elçi yaciendo en el suelo desbordaron velozmente las cuentas de las redes sociales, simbolizando la dificultad letal de hablar de la lucha por la paz en esta difícil coyuntura por la que Turquía y toda la región están pasando. A pesar del hecho de que Turquía es un país tristemente célebre por su largo historial de crímenes políticos sin resolver y su violencia política, el asesinato de Elçi supone un alarmante punto de inflexión en la fase final, tras la victoria del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) en las elecciones del 1 de noviembre, de la consolidación de un Estado policial sectario y autoritario.
En el presente ensayo sostengo que en la “nueva Turquía”, el gobierno que el AKP está imponiendo por la fuerza a sus ciudadanos va más allá de una mera transformación ideológica. Incluye una reorganización total del aparato de seguridad del Estado a fin de consolidar un Estado policial sectario y autoritario enteramente controlado por el gobierno del AKP bajo el liderazgo del presidente Recep Tayyip Erdogan. La institucionalización de este Estado policial se hace posible a través de una guerra física contra los kurdos que viene legitimada por la guerra del discurso, la total supresión de la disidencia y la manipulación de la dinámica regional. En el resto del ensayo, elaboraré este argumento centrándome en tres sucesos dispares que tuvieron lugar la pasada semana: el asesinato de Tahir Elçi; el arresto de Can Dündar y Erdem Gül, dos periodistas del diario Cumhuriyet; y el derribo de un avión militar ruso afirmando que había violado el espacio aéreo turco. Aunque esos acontecimientos son independientes unos de otros y por tanto, aparentemente, no hay una relación causal entre ellos, se unen como las piezas de un rompecabezas bastante desasosegante e incluso alarmante, lo que indica la muy profunda transformación que persigue la construcción de la “nueva Turquía”.

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