segunda-feira, 30 de abril de 2012
Ni pechos, ni películas de ideas bolcheviques
El maestro Luis García Berlanga contaba una y otra vez en sus últimos años sus escarceos con la censura de Franco. Cómo le cortaban planos en el guion con maldades que ni se le habían ocurrido o cómo consiguió burlar la tijera en obras maestras como "Bienvenido Mr. Marshall", "El verdugo" o "Plácido".
Pero la censura no fue patrimonio exclusivo del dictador. Los archivos de la provincia guardan pruebas de que ya se ejercía antes del Régimen y de que sigue en vigor. Eso sí, las causas del recelo gubernamental no han variado: ideologías y sexo son sus terrores favoritos.
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