La reunión mantenida este miércoles, a petición del líder del PP, con el secretario general socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha traído a la cabeza nuevamente aquella mesa en la que ambos debatieron por primera y última vez antes del 23-J. En esa ocasión, la mayoría del espectro analítico, con más o menos vehemencia, coincidió en que Sánchez, que acudía con un halo de victoria, salió deslucido –también en el propio PSOE lo reconocieron– y que Feijóo, al que incluso en su partido daban por vencido en esas tablas, salió con un trofeo inesperado.
Poco más de un mes después, con un resultado electoral que casi ninguna encuesta pronosticó, ha sido Feijóo, en esta segunda parte, el que ha tenido que entrar con un plan inesperado –una legislatura de dos años– y ha sido Sánchez el que ha entrado y ha salido de la reunión, de menos de una hora, con la sartén por el mango. No solamente ha dejado claro al líder del PP que no cuenten con los socialistas para que gobierne, sino que ha puesto el foco en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un tema del que Feijóo, que puede que esté pensando más en la suya, no quiere ni oír hablar, al menos en los términos propuestos por Sánchez, un desbloqueo antes de diciembre sea quien sea el presidente.
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