El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, Estados Unidos lanzaba Little Boy, la bomba atómica, sobre Hiroshima. Al resplandor y la explosión le siguió una gran bola de fuego de más de 250 metros de diámetro que provocó temperaturas de más un millón de grados y arrasó con todo, fulminando de manera instantánea la vida de unas 80.000 personas. En los meses y años posteriores morirían decenas de miles más a consecuencia de la radiactividad. Hace 78 años de ese despertar en el infierno que paró todos los relojes y transformó el destino de Hiroshima para siempre.
Sem comentários:
Enviar um comentário