El año en curso, 2015, fácilmente se puede caracterizar como el año de las sorpresas para
Grecia; malas y buenas.
La primera sorpresa fue una buena: Syriza, que fue considerado como el
partido más radical de izquierda entre las corriente de izquierda dentro
de Europa, ganó las primeras elecciones de enero. Su programa contenía
la demanda de anulación de la mayor parte de la deuda soberana, la
nacionalización de los bancos, el destronamiento de Troika -como
comúnmente se llama la misión de los acreedores del FMI, el BCE y la
Comisión Europea-, que suelen ser nombrados como fuerzas de ocupación
del Cuarto Reich alemán, etc.
La segunda sorpresa fue una mala:
El gobierno recién formado, junto con la participación del partido
racista y xenófobo llamado Griegos Independientes, continuaron las
negociaciones con los acreedores y, finalmente, el 20 de febrero
firmaron un acuerdo con los ministros de Finanzas de la zona euro, donde
Grecia se vio obligado a aceptar el pago completo ya tiempo de todas
sus obligaciones financieras. En resumen, el nuevo gobierno reconoció la
deuda.
La tercera sorpresa fue como la primera, muy
bienvenida: El presidente del Parlamento griego designó una comisión
bajo el mandato de realizar una auditoría de la deuda pública. Su
conclusión fue sorprendente: La Comisión de la Verdad reconoció la deuda
pública como ilegal, ilegítima, odiosa e insostenible y llamó al
gobierno a declarar el cese unilateral de pagos contra el FMI, el BCE,
los acreedores privados, y así sucesivamente. La Comisión de la Verdad
demostró a todos que la deuda griega fue creada por la élite griega
gobernante y los acreedores, y no por el pueblo griego.
La
cuarta sorpresa fue al igual que la segunda, inoportuna: A pesar de que
los acreedores habían detenido el pago de los tramos de los préstamos a
Grecia, el gobierno griego mantuvo el pago de sus obligaciones a los
acreedores, vaciando las arcas públicas. Aunque el BCE dejó de
proporcionar liquidez a los bancos griegos, en plena violación de sus
artículos, cada uno podría predecir que si no utilizaron su derecho
soberano para declarar la cesación de pagos y salir de la zona euro, su
rendición era una cuestión de tiempo.
La quinta sorpresa no fue
buena, fue la mejor: El 5 de julio, la inmensa mayoría del pueblo
griego votó "NO" en el primer referéndum que se celebró en Grecia desde
1974, rechazando las propuestas de rescate de los acreedores. Para
nombrar algunas de esas propuestas: aumentos en los impuestos
indirectos, privatizaciones de activos públicos (puertos, aeropuertos,
instalaciones de agua y de energía, etc.), nuevos recortes de gastos y
una mayor liberalización del mercado de trabajo, lo que llevaría a mucho
mayor desempleo que el nivel actual sin precedentes de un 27%. El
pueblo griego dijo "NO", enviándole a toda Europa un mensaje claro de la
resistencia a los chantajes de los acreedores.