
Un tribunal de Arabia Saudí condenó a muerte al poeta palestino 
Ashraf Fayadh después de haberle acusado de varios delitos relacionados 
con la blasfemia.
Fayadh, que según The Guardian, es “una 
de las principales figuras del naciente mundo del arte contemporáneo de 
Arabia Saudí”, fue detenido por primera vez en agosto de 2013 en un café
 de la sureña ciudad de Abha en la que él vive. 
Human Rights 
Watch, en su declaración de condena al fallo del 17 de noviembre, dijo 
que “la policía religiosa llegó al café después de que un hombre 
informara de que Fayadh había hecho comentarios obscenos sobre Dios, el 
profeta Mahoma y el estado saudí. El hombre también alegó que Fayadh 
mostró a los presentes un libro escrito por él que supuestamente 
fomentaba el ateísmo y negaba la fe”. Ashraf Fayadh estuvo detenido un 
día entero y después fue dejado en libertad.
Acusado de blasfemia
Pero
 en enero de 2014 fue detenido otra vez y, según Human Rights Watch, 
“acusado de blasfemia contra ‘el ser divino’ y el profeta Mahoma, 
difundir el ateísmo entre los jóvenes en lugares públicos, mofarse de 
los versículos sobre Dios y los profetas, refutar el Corán, negar el día
 de la resurrección, cuestionar el destino y los decretos divinos, y 
tener relaciones ilícitas con mujeres y guardar sus fotos en su teléfono
 móvil”.
La organización señala que Fayadh rechazó los cargos 
durante el juicio, que consistió en seis audiencias realizadas entre 
febrero y mayo de 2014. Tres testigos de la defensa también cuestionaron
 el testimonio del hombre que denunció a Fayadh a la policía religiosa y
 dijeron que él había acudido a las autoridades después de una disputa 
personal con el acusado. Ashraf Fayadh contó a The Guardian que la queja se hizo después de una discusión sobre arte contemporáneo con otro artista.
Fayadh
 fue declarado culpable y condenado a cuatro años de prisión u 800 
latigazos, según Human Rights Watch, pero el tribunal rechazó el pedido 
de pena de muerte por parte del fiscal. Cuando el fiscal apeló la 
sentencia, esa situación se revirtió. “El caso se trasladó al tribunal 
de apelaciones. La sentencia debe ser aprobada por el tribunal de 
apelaciones y el Tribunal Supremo, declaró HRW.
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