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sábado, 28 de novembro de 2015

Poeta palestino condenado a muerte por un tribunal saudí



Un tribunal de Arabia Saudí condenó a muerte al poeta palestino Ashraf Fayadh después de haberle acusado de varios delitos relacionados con la blasfemia.

Fayadh, que según The Guardian, es “una de las principales figuras del naciente mundo del arte contemporáneo de Arabia Saudí”, fue detenido por primera vez en agosto de 2013 en un café de la sureña ciudad de Abha en la que él vive.
Human Rights Watch, en su declaración de condena al fallo del 17 de noviembre, dijo que “la policía religiosa llegó al café después de que un hombre informara de que Fayadh había hecho comentarios obscenos sobre Dios, el profeta Mahoma y el estado saudí. El hombre también alegó que Fayadh mostró a los presentes un libro escrito por él que supuestamente fomentaba el ateísmo y negaba la fe”. Ashraf Fayadh estuvo detenido un día entero y después fue dejado en libertad.
Acusado de blasfemia
Pero en enero de 2014 fue detenido otra vez y, según Human Rights Watch, “acusado de blasfemia contra ‘el ser divino’ y el profeta Mahoma, difundir el ateísmo entre los jóvenes en lugares públicos, mofarse de los versículos sobre Dios y los profetas, refutar el Corán, negar el día de la resurrección, cuestionar el destino y los decretos divinos, y tener relaciones ilícitas con mujeres y guardar sus fotos en su teléfono móvil”.
La organización señala que Fayadh rechazó los cargos durante el juicio, que consistió en seis audiencias realizadas entre febrero y mayo de 2014. Tres testigos de la defensa también cuestionaron el testimonio del hombre que denunció a Fayadh a la policía religiosa y dijeron que él había acudido a las autoridades después de una disputa personal con el acusado. Ashraf Fayadh contó a The Guardian que la queja se hizo después de una discusión sobre arte contemporáneo con otro artista.
Fayadh fue declarado culpable y condenado a cuatro años de prisión u 800 latigazos, según Human Rights Watch, pero el tribunal rechazó el pedido de pena de muerte por parte del fiscal. Cuando el fiscal apeló la sentencia, esa situación se revirtió. “El caso se trasladó al tribunal de apelaciones. La sentencia debe ser aprobada por el tribunal de apelaciones y el Tribunal Supremo, declaró HRW.

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