Este controvertido vídeo se filtró a los medios de comunicación 
palestinos el 8 de noviembre revelando un agresivo interrogatorio de la 
seguridad israelí a un niño de 13 años, Ahmad Manasra, acusado el 30 de 
octubre por el Tribunal de Distrito de Jerusalén de Israel por intentar 
asesinar a dos israelíes cerca del asentamiento de Pisgat Zeev, en 
Jerusalén Oriental. 
 El vídeo de 10 minutos muestra a un 
interrogador israelí abusando verbalmente y gritando maldiciones al 
chico visiblemente angustiado, cuestionando duramente sus motivos y al 
que terminó acusando de asesinato. Al parecer, el vídeo muestra a 
continuación al joven adolescente confesando el crimen bajo una 
considerable presión. 
 Desde el momento en que el trozo de video
 se hizo viral se ha producido una fuerte indignación pública, con 
grupos defensores de los derechos que condenan lo que parece ser una 
violación de los derechos reconocidos para el tratamiento de los menores
 en custodia. 
 Brad Parker, abogado y funcionario internacional de Promoción en Defensa de los Niños de Palestina, habló con Mondoweiss
 sobre las implicaciones legales del video. "Las circunstancias 
descritas en el video presentan una situación que puede equivaler a 
tortura", explicó. "Al determinar si ciertos actos constituyen tortura, 
la edad del niño debe tenerse en cuenta. Se ve a los interrogadores 
israelíes utilizando abuso verbal, intimidación y amenazando con 
infligir sufrimiento mental aparentemente con el propósito de obtener 
una confesión". 
 Parker dijo que el vídeo ofrece evidencia de 
una violación de las normas internacionales utilizadas para con menores 
según lo dictado por la Convención de las Naciones Unidas sobre los 
Derechos del Niño, que Israel firmó en 1991. De acuerdo con Parker, "[la
 Convención] prohíbe la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o 
penas o tratos degradantes. Esta prohibición es absoluta. Sin embargo 
los malos tratos y la tortura de niños palestinos detenidos por los 
militares y la policía israelí son generalizados y sistemáticos". 
 Junto a estos derechos fundamentales que parecen haber sido 
descuidados, el derecho internacional establece que un niño no puede ser
 interrogado sin la presencia de sus padres o tutor. Tareq Barghouth, 
uno de los abogados de Manasra, afirma que al muchacho no se le ha 
permitido el contacto con su familia desde el ataque y que ha sido 
objeto de abuso psicológico por parte de las fuerzas de seguridad. 
"Amenazaron con que lo matarían, con demoler su casa y encarcelarlo", 
dijo Barghouth. "Le escupieron. Uno de los funcionarios, abrió su Skype 
con su novia y ella también comenzó a insultarlo a través de Skype". 
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