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quarta-feira, 9 de novembro de 2022

El no-comercio

1- A Europa no le fue mal, sino muy bien, intercambiando carbón y acero. A Alemania le ha ido chungo, tirando a muy chungo, con sus intercambios para conseguir gas y petróleo. El intercambio del carbón y el acero, y el intercambio del gas y el petróleo son, por tanto, dos momentos históricos del comercio, que explican que el comercio ha cambiado de función, al punto que no lo conoce ni su madre, la señora Trueque, supongo. En el primer momento señalado, el comercio era algo que evitaba, por primera vez, la guerra recurrente entre nacionalismos. En el segundo, el comercio es, de por sí, guerra recurrente. Literalmente y poco más. El comercio, esa cosa que aplazaba guerras, hoy no puede evitar, ni una milésima, la guerra, por lo que la guerra debe de estar ahí dentro, en la mismísima definición de comercio. Desde el inicio de los tiempos, claro, el comercio nunca ha sido comercio, así a secas. Ha sido una actividad acompañada cada vez de más significados y situaciones, incluso de sentimientos. Pero hoy son tantas cosas, y tan alejadas del comercio, que pueden ser su contrario: la interrupción desastrosa, y con consecuencias yuyus, del comercio por una guerra. Hola. Martínez. Como ven, empezamos abstractos. 

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