Dicen que quien persevera, triunfa. Y así lo han demostrado las costureras de la villa filipina de Dado, quienes hartas de no poder entregar sus productos por la violencia en las carreteras, presionaron a sus maridos negándose a tener relaciones sexuales. Los combates cesaron en pocos días y la carretera principal volvió a ser segura. Los hombres prefirieron el sexo a la guerra.
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