La liberación del discurso islamófobo y el paso al acto desde los
atentados de enero de 2015 en Francia revelan la magnitud del “racismo
respetable” en el seno de la izquierda francesa. Sin embargo, esta
problemática no es nueva: tomas de postura en favor de una ley sobre el
uso del pañuelo en la escuela en 2004, apoyo más o menos asumido a las
intervenciones imperialistas en Afganistán, Irak, y Libia, temática de
la integración para pensar las cuestiones relacionadas con la
inmigración, enfoque dogmático del laicismo disociado de los retos
sociales, la lista es larga, etc.
Estos pocos ejemplos contemporáneos
de posturas de organizaciones y partidos que afirman ser de “izquierda”
e incluso de “extrema izquierda” son un eco de otros más lejanos:
ausencia o denuncia ambigua de la colonización, ausencia o ambigüedad
del apoyo a las luchas de liberación nacional de la década de 1950,
silencio ensordecedor durante décadas sobre las masacres coloniales,
desde la conquista del 17 de octubre de 1961 pasando por los crímenes de
Madagascar (1947), de Camerún (1955-1960). Son tales las constantes
entre ayer y hoy que nos parece necesario buscar sus causas ideológicas y
materiales. Hay legados incómodos que conviene hacer visibles, de lo
contrario se reproducen las mismas trampas ideológicas y llevan a las
mismas cegueras y a los mismos callejones sin salida políticos.
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