El presidente Donald Trump llevó a Estados Unidos al borde de la guerra
con Irán al ordenar el asesinato del general Qassem Soleimani, la
segunda figura más poderosa de ese país. Tras el asesinato de Soleimani y
otras cuatro personas en un ataque con un avión no tripulado perpetrado
el viernes pasado por Estados Unidos en el aeropuerto internacional de
Bagdad, Trump alegó, sin mostrar prueba alguna, que Soleimani estaba
planificando ataques contra militares y diplomáticos estadounidenses.
Cuando Trump —o cualquier otro jefe de Estado— invoca “información
secreta” para justificar acciones violentas debemos desconfiar. Nadie
sabe esto mejor que el Coronel Lawrence Wilkerson, jefe de gabinete del
secretario de Estado Colin Powell de 2002 a 2005. Wilkerson participó y
fue testigo de la campaña del presidente George W. Bush y del
vicepresidente Dick Cheney, entre otros, mediante la cual se promovió la
difusión de mentiras para justificar la desastrosa e ilegal invasión de
Irak en 2003.
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