I. En su forma más dura, la crítica del decrecimiento sostiene que es una ideología utópica de clase media (Matt Huber) basada en predicados vagos (por ejemplo: “rendimiento material”, un término que según Kenta Tsuda no ofrece ningún criterio para distinguir entre “una pila de cenizas de carbón con infusión de mercurio y una masa equivalente de restos de comida en un cubo de compostaje”), con una crítica moralista de la industrialización, consumo y crecimiento, sin un plan desarrollado para la estabilización climática (Robert Pollin), sin un plan claro para su institucionalización, y ninguna manera plausible de superar la oposición capitalista concentrada a la vez que pone a las masas de su parte (Eric Levitz).
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