Para Klaudia Gaugier son mucho más que muñecas: son sus hijas. Las crea para sí misma y en cuanto están terminadas se siente tan responsable de su suerte como lo haría una madre. Por eso, si alguien quiere arrebatarle a alguna de sus criaturas y por tanto romperle el corazón, debe pagar bien por ello: hasta 700 euros.
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