La Segunda Guerra Mundial tiene como responsables no sólo a los fascistas alemanes, italianos y japoneses, quienes deseando un nuevo reparto del mundo desencadenaron la tragedia bélica más terrible que registra la historia; también es necesario señalar la responsabilidad manifiesta de los imperialistas ingleses, estadounidenses y franceses en el estallido de la guerra. Sus gobiernos estimularon y permitieron el rearme de Alemania; solaparon el crecimiento vertiginoso de sus fuerzas armadas e invocaron una pretendida neutralidad frente a las agresiones fascistas a Etiopía en 1935, a España en 1936, a Austria y Checoslovaquia en 1938 y a Polonia en 1939.
México, por haber sido país de acogida del exilio republicano, conoció de primera mano el crimen que los fascistas cometieron contra la República Española y el papel que jugó el Comité de no Intervención que los gobiernos de Inglaterra, Francia y Estados Unidos crearon para encubrir su clara complicidad en ese crimen. En España, los fascistas pusieron a prueba sus nuevas armas, sus métodos masivos de exterminio y toda la experiencia española se constituyó así en la advertencia de lo que sería el “orden fascista” en Europa. También España se convirtió en la clarinada que alertaba a los fascistas sobre el indoblegable espíritu de lucha de un pueblo y la fraterna solidaridad de los internacionalistas de todos los pueblos del mundo. Este 8 de mayo se recordará a los y las combatientes de todos los pueblos de España que nutrieron de espíritu antifascista y de amor por la causa popular a toda una generación de luchadores contra el fascismo.
Todas las agresiones fascistas de la preguerra quedaron impunes y, con ello, se permitió que los sueños de expansión mundial de las potencias del Eje se tornaran cruel realidad. Los gobiernos inglés y francés pasaron por encima de acuerdos internacionales de mutua defensa con Polonia y Checoslovaquia, y de la voluntad de sus pueblos, permitiendo la ocupación nazi de esos países.
Destaco estos acontecimientos históricos porque la historiografía imperialista se ha encargado de propagar una imagen tergiversada sobre las causas que provocaron la segunda guerra mundial, pretendiendo colocar la responsabilidad en la psicopatía de un individuo. Recurriendo, como lo hacen frecuentemente, al psicologismo, procuran hacer creer que Hitler y el apetito de poder de una camarilla de fanáticos desequilibrados fueron la causa de la guerra. Hoy como ayer, los causantes de la guerra son los capitalistas, los monopolios que lucran con la muerte de millones, las corporaciones productoras de armamento, las sociedades anónimas que invierten en el pingüe negocio de la guerra. Socios alemanes, ingleses, franceses y estadounidenses se beneficiaron por igual con la matanza de los pueblos.
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