Con el derrocamiento del zarismo en febrero de 1917 y la llegada al
poder de los bolcheviques aliados a los socialistas revolucionarios de
izquierda en octubre, numerosos documentos que hasta ese momento eran
confidenciales se pusieron a disposición del público (véase más
adelante). Eso permitió a Boris Souvarine, militante comunista
franco-ruso, consultar los archivos imperiales rusos. Allí descubrió una
vasta operación de corrupción de la prensa francesa que databa de antes
de la Primera Guerra Mundial y que tenía por objetivo promover entre
los ciudadanos franceses la inversión en los títulos de la deuda
zarista. Este asunto, en el que personajes influyentes habían sido
corrompidos, aunque también fueron chantajistas, era denunciado por el
diario L’Humanité durante varios meses entre 1923 y 1924, por medio de
un folletín diario llamado «La abominable venalidad de la prensa
francesa».
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