“Si cualquier movimiento de los jugadores del tablero empeora la situación para todos, la única forma de ganar es no jugar”,
diría la teoría de juego, aunque el imperialismo adicto a la guerra
juega por inercia, porque forma parte de su naturaleza. Y la guerra que
está preparando EE.UU. contra Irán será un juego de suma cero, puesto
que involucra a un tercer jugador: a nadie menos que el coloso chino.
Pues, más que en las vastas fronteras terrestres de Irán, sembradas de
bases militares de EE.UU., es en el Golfo Pérsico (GP) y el Océano
indico donde están teniendo lugar las provocaciones para una guerra
contra Irán, donde China tiene grandes intereses.
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