A principios de esta semana (1) Amnistía Internacional (AI) publicó un informe en el que calificada a Israel de “Estado de apartheid” y le acusaba de “crimen contra la humanidad” por su forma de tratar al pueblo palestino. A pesar de la gravedad de estas conclusiones y de la amplia difusión del informe en las redes sociales, la respuesta política y mediática ha sido, como era de esperar, escasa.
En efecto, el primer ministro australiano Scott Morrison desechó el informe y se limitó a señalar que “ningún país es perfecto”, mientras que el Departamento de Estado estadounidense lo atacóabiertamente en su rueda de prensa diaria.
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