Footprints - Praia do Castelejo, Vila do Bispo, Algarve

quinta-feira, 3 de fevereiro de 2022

La lucha por las condiciones materiales de la existencia

El asentamiento de Palos de la Frontera, en Huelva, estaba devastado. Un incendio había arrasado buena parte de las chabolas, como sucede de tanto en tanto, y muchos hombres pasaban la tarde levantando de nuevo sus frágiles viviendas, construidas a base de palés, de cajas de cartón y de plásticos. Las empresas de los frutos rojos cobran cada palé a 1,5 euros; una chabola puede suponer un gasto de entre 300 y 500 euros. La mayor parte de los hombres y mujeres que habitan el asentamiento proceden de Senegal y Marruecos y comparten su condición de migrantes indocumentados. Eso les deja en una situación de absoluta precariedad: no tienen luz, ni agua ni gas, y su extrema vulnerabilidad los hace objetivo de todo tipo de abusos, como que les cobren 500 euros por empadronarse, o varios miles de euros por un contrato laboral con el que aspirar, algún día, a formalizar su residencia. Mientras lo logran, las duras condiciones del trabajo en el campo suelen ser su única opción.

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