El pasado 20 de agosto, junto a las elecciones presidenciales adelantadas en Ecuador, se nos convocó a dos consultas populares. Una de alcance local para preguntar a los habitantes del Distrito Metropolitano de Quito, la capital del país, si estamos o no de acuerdo en prohibir la extracción minera en el noroccidente del territorio, una zona de alta biodiversidad y productividad agrícola que hace parte del Chocó Andino, una bioregión que se extiende desde Panamá hasta el norte de Ecuador, por la costa, de altísima biodiversidad e importancia ecológica.
La segunda consulta, de alcance nacional, preguntó si estábamos de acuerdo en dejar a perpetuidad el petróleo bajo tierra en una zona del Parque Nacional Yasuní, conocida como bloque ITT, en la amazonía norte del país.
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