El martes 16 de septiembre a las 3.30 de la tarde de manera sincronizada empezaron a sonar los buscapersonas (beepers o pagers) de cientos de habitantes de El Líbano y luego explotaron y el miércoles en el mismo país y en algunos lugares de Siria explotaron otros artefactos microelectrónicos, entre ellos walkie-talkies, aparatos de radio, computadores personales, algunos celulares y hasta paneles solares. El ataque, que planeó y ejecutó el Estado terrorista de Israel, asesinó a 57 personas y dejó miles de heridos. Como parte del sadismo y la impunidad que caracteriza a Israel, gran parte de los ataques del miércoles se realizaron mientras se llevaban a cabo las honras fúnebres de las personas asesinadas el día anterior.
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