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quinta-feira, 7 de maio de 2015

Baltimore 2015: Vemos la rabia afroamericana pero necesitamos “poder negro”

¿Apoyamos las protestas contra el terrorismo policial? Totalmente. ¿Denunciaremos a la gente por montar bronca? De ninguna manera. Mientras tanto, oportunistas comentaristas mediáticos, deshonestos políticos bipartidistas y representantes progres de docenas de organismos de servicio social acuden a toda prisa a Baltimore para denunciar los "disturbios".
Lo que diferencia a Baltimore es que las protestas "pacíficas" habituales, las vigilias con velas, los #hashtags y los discursos apasionados no han sido suficientes para contener la rabia y la frustración de la gente, perfectamente justificadas. Sabemos que la rabia que está esparciéndose por las calles hunde sus raíces en la represión histórica de la comunidad afroamericana, y que fue provocada por la reciente ola de asesinatos de afroamericanos cometidos por la policía. Sin embargo, para las comunidades afroamericanas de todo Estados Unidos lo más importante es lo que viene después de que la rabia y la frustración se hayan apagado, y también es importante para nosotros como "gente solidaria" que enfrentamos la misma clase de violencia de Estado, ya sea de la policía o de la migra [1] .
Por lo tanto, no vamos a denunciar lo que está sucediendo en Baltimore. Nuestra intención, en cambio, es aportar alguna claridad política a cómo vemos que se están desarrollando las circunstancias. Para empezar, debemos entender que existe una diferencia fundamental entre armar bronca y organizarse políticamente. Lo primero, que es lo que está ocurriendo en Baltimore y se basa en una rabia justificada. Lo segundo es mucho menos común y requiere una planificación táctica y estratégica. La protesta, ya sea "pacífica" o de otro tipo, siempre es importante pero no se traduce automáticamente en poder político independiente. Arremeter contra la opresión no es lo mismo que arrebatar el poder al opresor.
La violencia de la policía y la migra hay que entenderla como una forma de poder político impuesto a las comunidades por medio de la violencia, en otras palabras, de terrorismo patrocinado por el Estado. Los homicidios cometidos por la policía raramente se analizan como una función del poder político. Esa es una línea que raras veces se cruza, ni siquiera por parte de muchas personas progresistas. Es un hecho histórico que los poderosos utilizan el terrorismo patrocinado por el Estado para defender sus privilegios y reprimir y contener a los que no tienen poder alguno. Los asesinos de la policía y la migra nunca tendrán que rendir cuentas precisamente porque sirven a dicho terrorismo. Asesinar a gente de nuestras comunidades es parte del trabajo policial. Por eso los agentes vienen a nuestras comunidades con pistolas y están cientos de horas practicando tiro. Cuanto más pobre y más oscura sea la comunidad, más policías y más armas de fuego se despliegan. Si una comunidad resiste a la policía mandan más policías y armas todavía más grandes. Este es el patrón y es tan simple como históricamente habitual.
Si no llamamos a las cosas por su nombre nos limitamos a repetir como loros los estériles debates escenificados por las personalidades mediáticas, los republicanos/demócratas y los representantes de las instituciones de servicios sociales. Por lo tanto, también nos limitaremos a exigir las mismas reformas a corto plazo, condenándonos sin remedio a más terrorismo de Estado dentro de unas pocas semanas o unos pocos meses, cuando el patrón se repita una vez más. Inevitablemente, otro miembro inocente de la comunidad afroamericana será asesinado por la policía. Como las veces anteriores, soportaremos semanas de supuestos "análisis" y "debates" en los medios para que podamos "empezar a cerrar cicatrices". Entonces, los críticos fieles al sistema político estadounidense exigirán dimisiones, reformas en la actuación policial, mayor diversidad entre los policías y financiación para un puñado de programas sociales.

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