Hemos crecido en sociedades en donde los patrones patriarcales están 
enraizados de tal manera que nos amarran los pies y sin nuestro esfuerzo
 por soltarnos será imposible avanzar. Esos patrones nos dictan normas, 
una pauta a seguir que somos incapaces de cuestionar, este modelo viene 
con: estereotipos, racismo, homofobia, clasismo y misoginia de los 
cuales nos nutrimos muy bien todos los días desde el momento en que 
nacemos: en casa, en la escuela, en la comunidad, en el trabajo y; en la
 edad adulta inculcamos a nuestros hijos también y a todo ser humano que
 esté a nuestro alrededor. Estamos en el centro de una madeja de 
patrones patriarcales que no nos permiten ser, ni respetarnos ni 
respetar a los demás especialmente a las mujeres. 
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