Estamos viviendo un verano muy caluroso y seco. A algunas personas les resulta bastante agradable y para nuestros gobiernos todavía no pasa nada. Pero en realidad deberíamos dar la voz de alarma. Si no cambiamos pronto el rumbo, dicen los expertos, corremos el riesgo de acabar en la «final del juego» del cambio climático. Mientras tanto, la orquesta del Titanic sigue tocando tranquilamente.
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