La población brasileña y latinoamericana en general ya sufre graves secuelas del cambio climático y de los delitos ambientales. La actual dimensión destructiva del capitalismo tiene consecuencias de gran alcance. Todos los años, millones de hectáreas de la Amazonia y otros biomas han padecido deforestación, han ardido y se han convertido en terrenos para la […]
La población brasileña y latinoamericana en general ya sufre graves secuelas del cambio climático y de los delitos ambientales. La actual dimensión destructiva del capitalismo tiene consecuencias de gran alcance. Todos los años, millones de hectáreas de la Amazonia y otros biomas han padecido deforestación, han ardido y se han convertido en terrenos para la agroindustria. Esta última vierte anualmente millones de litros de pesticidas en el ambiente, envenenando el suelo, el agua y a los seres humanos. La minería ocupa vastos territorios, sobreexplotando los yacimientos minerales, con enormes repercusiones en forma de rotura de presas y contaminación con metales pesados, entre otras.
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