Angustiosamente jóvenes, descarnadamente ancianas; heroínas y víctimas al mismo tiempo de su propia sexualidad. Fueron las mujeres de Gustav Klimt, el pintor que se entregaría al simbolismo femenino en cada una de sus pinturas. A pesar de ello, y de ser, al parecer, padre de 14 hijos, el artista austríaco vivió con su madre prácticamente hasta su muerte y no se decidió nunca a casarse.
Sem comentários:
Enviar um comentário