En Nochebuena, Felipe Gómez Alonzo, un niño guatemalteco de 8 años, dio
su último suspiro. Había estado cerca de una semana bajo custodia del
Servicio de Control de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados
Unidos. Murió a las 23:48 del lunes 24 de diciembre, en el Centro Médico
Regional Gerald Champion de Alamogordo, Nuevo México. No llegó a la
Navidad. Ese mismo día, el ataúd con el cadáver de Jakelin Caal Maquin,
de 7 años de edad, llegó a la aldea guatemalteca de San Antonio
Secortez, de donde era originaria. La niña murió el 8 de diciembre, tras
pasar un día bajo custodia del mismo Servicio de Aduanas, también en
Nuevo México. Dos niños muertos en tres semanas.
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