Ha pasado un mes desde el llamado a la acción contra el aumento del impuesto al combustible. Después de una comunicación gubernamental que
ha oscilado entre el desprecio y la torpeza, el anuncio oficial de una
“moratoria” en la aplicación de este impuesto, el 4 de diciembre,
significa un retroceso inesperado. Es hora de hacer un primer balance y
analizar el fondo de esta cuestión, en la encrucijada de cuestiones como
el modelo energético, la emergencia social, el desafío climático y la
geopolítica mundial.
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