Conocido como el “rey de la soja”, el ministro de Agricultura,
Ganadería y Abastecimiento del Gobierno de Michel Temer (PMDB), Blairo
Maggi fue objeto de una burla en la COP13, Conferencia de las Partes de
la Convención sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (ONU)
realizada en Cancún , México. La Coalición contra la Biopiratería (CAB,
por sus siglas en inglés) lo “condecoró" con el diploma de ganador del
premio “Capitan Gancho”, en la categoría dos caras. Como ni él ni ningún
miembro del Gobierno participaban del acto, el premio fue entregado a
los representantes de las organizaciones sociales brasileñas que deberán
hacérselo llegar al ganador.
Principal representante del
agronegocio brasileño, Blairo recibió la “distinción” por limitar el
cumplimiento de los compromisos asumidos por el país en los acuerdos
sobre conservación de la biodiversidad. En lugar de ratificar el
protocolo de Nagoya, acuerdo internacional que establece directivas para
las relaciones comerciales entre los países proveedores de recursos
genéticos y los que los van a utilizar, que abarcan temas como el pago
de royalties y el derecho de transferencia de tecnologías y
capacitación, formuló la ley 13.123/2015.
Esta ley conocida
como Marco Legal de la Biodiversidad, es considerada nociva por parte de
la sociedad civil y las comunidades de agricultores tradicionales por
legalizar, la práctica de la biopiratería en Brasil, defender los
intereses rurales y de las empresas privadas y amenazar los derechos
garantizados por la Convención de la Diversidad Biológica y la
Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Durante la COPP22 del Clima realizada en noviembre en Marruecos el
ministro hizo una serie de desastrosas afirmaciones típicas de la
mayoría de los ministros de Temer. Llego a decir que Brasil tenía la
agricultura más sustentable del mundo avergonzando a la delegación
brasileña: que la conciencia de los grandes productores mantiene la
preservación de la selva, que el asesinato de ambientalistas en el país
es un problema de “interrelaciones” y que la agroganadería “no es el
villano” de los cambios climáticos.
Para peor, se refirió a ser
“intención” del país realizar las Contribuciones Nacionalmente
Determinadas (NDC) que en realidad son compromisos obligatorios de
reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero asumidos por
los países firmantes del Acuerdo de París.
Un informe de
Greenpeace señalo al actual ministro de Temer como uno de los mayores
responsables de la deforestación de Brasil entre los años 2003 y 2004.
En esa época solo el 30 % de los 12,576 Km2 deforestados en Brasil en el
Estado de Mato Grosso que él gobernaba fue legalmente realizado.
Esa misma organización ya lo había condecorado con el trofeo Motosierra
de oro en el año 2006 cuando aseguraba que “el negocio de la selva no
tenía futuro”.
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