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quarta-feira, 14 de dezembro de 2016

Mientras Blairo Maggi aguantaba la burla en la ONU, CTNBio estrenaba una nueva soja transgénica

Conocido como el “rey de la soja”, el ministro de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento del Gobierno de Michel Temer (PMDB), Blairo Maggi fue objeto de una burla en la COP13, Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (ONU) realizada en Cancún , México. La Coalición contra la Biopiratería (CAB, por sus siglas en inglés) lo “condecoró" con el diploma de ganador del premio “Capitan Gancho”, en la categoría dos caras. Como ni él ni ningún miembro del Gobierno participaban del acto, el premio fue entregado a los representantes de las organizaciones sociales brasileñas que deberán hacérselo llegar al ganador.
Principal representante del agronegocio brasileño, Blairo recibió la “distinción” por limitar el cumplimiento de los compromisos asumidos por el país en los acuerdos sobre conservación de la biodiversidad. En lugar de ratificar el protocolo de Nagoya, acuerdo internacional que establece directivas para las relaciones comerciales entre los países proveedores de recursos genéticos y los que los van a utilizar, que abarcan temas como el pago de royalties y el derecho de transferencia de tecnologías y capacitación, formuló la ley 13.123/2015.
Esta ley conocida como Marco Legal de la Biodiversidad, es considerada nociva por parte de la sociedad civil y las comunidades de agricultores tradicionales por legalizar, la práctica de la biopiratería en Brasil, defender los intereses rurales y de las empresas privadas y amenazar los derechos garantizados por la Convención de la Diversidad Biológica y la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Durante la COPP22 del Clima realizada en noviembre en Marruecos el ministro hizo una serie de desastrosas afirmaciones típicas de la mayoría de los ministros de Temer. Llego a decir que Brasil tenía la agricultura más sustentable del mundo avergonzando a la delegación brasileña: que la conciencia de los grandes productores mantiene la preservación de la selva, que el asesinato de ambientalistas en el país es un problema de “interrelaciones” y que la agroganadería “no es el villano” de los cambios climáticos.
Para peor, se refirió a ser “intención” del país realizar las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) que en realidad son compromisos obligatorios de reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero asumidos por los países firmantes del Acuerdo de París.
Un informe de Greenpeace señalo al actual ministro de Temer como uno de los mayores responsables de la deforestación de Brasil entre los años 2003 y 2004. En esa época solo el 30 % de los 12,576 Km2 deforestados en Brasil en el Estado de Mato Grosso que él gobernaba fue legalmente realizado.
Esa misma organización ya lo había condecorado con el trofeo Motosierra de oro en el año 2006 cuando aseguraba que “el negocio de la selva no tenía futuro”.

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