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quarta-feira, 21 de dezembro de 2016

Muerto el TPP, ¡viva la liberalización!

Trump acaba de anunciar su agenda de los primeros 100 días de gobierno. Uno de los puntos que destacan en materia de estrategia comercial es el abandono del Tratado Transpacífico, o TPP. Así, dejaría de lado el legado de Obama para los EEUU en su disputa comercial con China. A raíz de esta nueva situación, nos preguntamos, ¿el TPP está realmente muerto? ¿O hay acaso otros elementos que tenemos que tener en cuenta antes de dar por terminado el gran proyecto de liberalización comercial del Pacífico?
Uno de los ejes fundamentales de la campaña de Donald Trump fue la crítica acérrima a los Tratados de Libre Comercio (TLC) que firmó EEUU en los últimos veinte años, incluido el que firmó con México y Canadá en 1994 (NAFTA por su sigla en inglés). Trump y su equipo identificaron en los TLC al mismísimo diablo, por haber sido los causantes de la pérdida de empleos en el país. De acuerdo con datos oficiales de Washington, entre 1997 y 2013, EEUU perdió 5,4 millones de empleos manufactureros, a la vez que cerraron cerca de 82.000 fábricas. Efectivamente, los TLC avalaron jurídicamente los derechos de las empresas norteamericanas en el exterior. En su forma de Inversión Extranjera Directa, esas empresas fueron protagonistas de la relocalización productiva hacia el sudeste asiático y hacia China, huyendo del caro trabajo norteamericano. Para qué quedarse en casa, si afuera es tan atractivo para la ganancia.
El énfasis puesto por la campaña de Trump en contra de los TLC apunta directamente contra una de las consecuencias más violentas del modo de acumulación capitalista basada en la libre circulación de los capitales: esa gran porción de la población que sobra, aquellos que no se adaptan o insertan en esta lógica. El desempleo creciente en EEUU, no resuelto por las políticas librecambistas de los gobiernos demócratas, fue uno de los factores explicativos de la victoria de Trump.
En ese sentido, uno de los principales puntos de la discordia con el gobierno de Obama es el Tratado Transpacífico (TPP). Obama tomó este tratado como uno de los caballos de batalla de su gobierno, un legado que él quería dejar a EEUU en su puja comercial global con China. Sin embargo, tanto desde el seno del Partido Demócrata con la candidatura de Bernie Sanders, como desde el Republicano se apuntó ferozmente en contra de este tratado. Hoy, pocos días después de las elecciones, todo indica que Obama no podrá forzar la ratificación del TPP en el período de transición hasta enero, y que el proyecto será abandonado por la administración Trump.

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