Mientras el presidente Jair Bolsonaro culpaba
a los ambientalistas de los peores incendios forestales de los últimos
años en la Amazonia brasileña y el ministro de Medio Ambiente, Ricardo
Salles, ensayaba una explicación floja de papeles refiriéndose al clima
seco de la época, los medios de comunicación repetían en cadena las
imágenes del desastre. Pocos pudieron (o quisieron) sumergirse en los
"asuntos internos" de Brasil: el estado crítico de los organismos
públicos ambientales (y sus cifras de deforestación), las políticas
implementadas por los últimos ministros de Medio Ambiente o la
apremiante situación de las tribus indígenas en el territorio, son solo
algunos de los elementos que suelen quedar fuera de discusión.
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