Decrépito y agonizante, al tirano le quedaron fuerzas hasta el final para matar, perseguir, torturar o encarcelar a los enemigos del régimen, cada vez más y cada vez más fuertes, ya imparables en la lucha contra una dictadura a la que tenían contra las cuerdas a pesar de los billy el niño, los conesas, la dgs y la político social. “Franco murió en la cama, pero mucha gente se olvida que su brazo derecho [Carrero Blanco] no murió en la cama, y eso fue muy, muy importante, porque sembró de hiel a nuestros enemigos y les hizo replantearse el postfranquismo”. Son palabras de Manuel Blanco Chivite, condenado a muerte en el primero de aquellos consejos de guerra y posteriormente indultado. Chivite está sentado junto al entrevistado, Pablo Mayoral, su amigo desde hace décadas, compañero del FRAP y condenados los dos en el mismo consejo de guerra.
Sem comentários:
Enviar um comentário