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terça-feira, 6 de fevereiro de 2024

Justicia social: un ideal «injusto» y «violento»

En el siglo XIX la humanidad avanzó en derechos individuales, inspirados en el liberalismo. Las condiciones del capitalismo explotador, sin derechos laborales y el ascenso de las luchas obreras, despertaron el creciente interés por la justicia social, que prosperó en el siglo XX. Fue posible por la difusión de las filosofías obreristas y particularmente del marxismo, el desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia y la influencia de dos procesos: la Revolución Mexicana (1910) y su Constitución de 1917, y la Revolución Bolchevique en Rusia (1917).

Lograr la justicia social pasó a ser una aspiración de importancia mundial, sobre la base de considerar como injusto un sistema que no promueve la igualdad, la equidad, la redistribución de la riqueza, los derechos de los trabajadores, la lucha contra la pobreza. El nacimiento del socialismo en Rusia y después de la II Guerra Mundial su implantación en Europa del Este y luego en China, así como el “peligro” de su expansión, fueron determinantes para las reformas sociales en los países capitalistas: en los Estados Unidos, gracias al New Deal impulsado por F. D. Roosevelt (1933-1945) se implantó el Estado social, mientras en la postguerra surgieron en Europa los Estados de Bienestar con economía social de mercado. En todos, la búsqueda de justicia socialrequirió del amplio intervencionismo estatal en la economía; la provisión de servicios públicos, entre los cuales seguridad social, atención médica y educación pasaron a ser universales y gratuitos en Europa; el reconocimiento de amplios derechos para los trabajadores; y altos impuestos progresivos sobre empresas y sobre las rentas, que en EE.UU. llegó hasta una tasa del 91% sobre los ingresos.

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