El periodista de The Guardian introdujo la pregunta recordando que, en Grecia, las madres no tienen acceso a las comadronas ni los enfermos a las medicinas, y la directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, respondió poniendo como ejemplo a Nigeria. Habló de los niños de la modesta escuela de una aldea que reciben dos horas diarias de clase, comparten un pupitre entre tres y, sin embargo, son conscientes de la importancia de obtener educación. “Estos niños no se me van de la cabeza”, confesó Lagarde esforzándose apenas en disimular el sarcasmo, “porque necesitan más ayuda que la gente en Atenas”.
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