Se hielan los postigos
en esta noche densa.
Los árboles, distantes,
ofician su espesura.
La lluvia que te sigue,
el calor que has injertado,
recorren esta noche
de pájaros furtivos.
Se hielan los cristales
y es nada cuanto amaste,
nada la pátria que te acoge,
la voz con que recuerdas.
Manuel Moya
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