Es triste que en dos décadas de gobiernos progresistas no
hayan surgido (o no han dejado surgir) liderazgos en las nuevas
generaciones, con una visión de la actualidad y, sobre todo, del mundo
que sobrevendrá a las dos pandemias: la neoliberal y la del coronavirus.
Todo hace pensar que hay prisa para ejecutar las tareas de desarme
popular en Latinoamérica antes del 3 de noviembre, fecha de las
elecciones presidenciales estadounidenses, en las que Donald Trump
pareciera naufragar en sus intentos por reelegirse como presidente.
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