En pocos meses la pandemia se ha convertido en una crisis global pero de
efectos desiguales. Su devastador impacto se aprecia en el Reino de
España donde, en comparación con años anteriores, se ha producido un
elevado exceso de mortalidad de 50.000 muertes (sólo Perú y Ecuador
están por detrás), o en Barcelona donde el exceso de mortalidad es del
158% (sobre todo en los distritos de Nou Barris y Horta-Guinardó). Hasta
mediados de agosto, habían muerto en las residencias geriátricas
españolas por Covid-19 casi 20.000 personas, el 68% de las muertes
oficiales registrados en España (el 72% en Catalunya).
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