Los videos producidos por el grupo de los colonos Hiran muestran una
gran cantidad de alegres judÃos a quienes gusta cantar y tocar música,
contar chistes y divertirse. Ellos serán aún más felices muy pronto,
cuando se trasladen al sitio de su comunidad permanente en el noreste
del Negev.
La tierra que el Estado les designó se llama
Atir/Umm al-Hiran y durante 60 años ha sido el hogar de los miembros de
la tribu beduina de Al-Qi'an. En otras palabras, los hogares y zonas de
juegos para niños judÃos que se construirán allà y los jardines que se
plantarán se harán sobre las ruinas de las casas y vidas de otras 1.000
personas que también son ciudadanos israelÃes (algunos sirvieron en el
ejército, para aquellos que se preocupan).
Cualquier dÃa las
excavadoras de la Administración de Tierras de Israel yo los sus
subcontratistas van a demoler las casas de estos ciudadanos beduinos
para dar paso a una floreciente comunidad de alegres ciudadanos judÃos.
Sionismo, en una palabra.
Este no es un acto de guerra, ni
siquiera un acto de pasión vengativa. Todo ha sido planeado con calma y
con cuidado. El Gobierno de Ariel Sharon decidió, el Consejo Nacional de
Planificación y construcción aprobó y los comités de apelaciones
rechazaron todas las objeciones presentadas.
El plan es
destruir la vida de los beduinos para quienes el Negev ha sido el hogar
por cientos de años para promover y hacer crecer a un grupo de judÃos
que se han juntado de todo el paÃs. Y esto también tiene la aprobación y
sanción de seis jueces de tres cortes diferentes: Israel Pablo Akselrad
del Juzgado de Paz de Kiryat Gat; los jueces Sarah Dovrat, Rachel
Barkai y Ariel Vago de la Corte de Distrito de Beer Sheva y los jueces
Eliakim Rubinstein y Neal Hendel del Tribunal Supremo. (La jueza Daphne
Barak-Erez se opuso a la demolición).
Estos jueces sabÃan que
la tribu Al-Qi'an ha vivido en Umm al-Hiran desde 1956, después de haber
sido enviados allà por orden del gobernador militar. Después de 1948,
los pocos beduinos que Israel no expulsó a Gaza o Cisjordania y Jordania
recibieron la orden de permanecer en un área designada del Negev, que
de a poco se ha reducido. La tribu Al-Qi'an se vio obligado a abandonar
las tierras donde habÃa vivido durante varias generaciones y sobre las
cuales se construyó el kibbutz Shoval. Después de años de
vagabundeo y evacuaciones se les permitió asentarse en la zona de Wadi
Yatir. Sin embargo el Estado nunca reconoció oficialmente su pueblo. Eso
implica más de 60 años sin electricidad, servicio de agua o gasto
público en educación, salud o bienestar. Por otra parte todas sus
estructuras se definen como "ilegales".
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