El 16 de marzo, los chalecos amarillos celebraron el Acto XVIII 
-decimoctavo sábado de movilización desde el 17 de noviembre- con un 
recrudecimiento del conflicto con las fuerzas represivas, en un momento 
en el que el poder pensaba que el movimiento estaba bajo control tras la
 enorme represión ejercida contra el mismo. Y Macron ha decidido dar una
 vuelta de tuerca más en la escalada represiva: involucrar al ejército 
en la represión del movimiento. Militarización del orden público que 
retrotrae las prácticas del Estado al siglo XIX. 
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