Los datos eran el nuevo credo hasta la pandemia, vivíamos en la
data-driven society, en inglés, la sociedad regida por datos, conducida
por estos, la datacracia. Tanto es así, que algunos oráculos se
atrevieron a vaticinar el fin de la teoría, de las ciencias sociales, de
las Humanidades, con la llegada del Big Data, como otrora Francis
Fukuyama lo hiciera con la Historia. Pero en pleno apogeo de la Big
Data-driven Society y sus ecos thatcherianos de gobierno digital de
corazones y mentes, la pandemia ha demostrado su incapacidad para
revelar verdad alguna a través de aquellos, más allá de su propio uso
instrumental, toda vez que los oficiantes de este culto parecen hablar
aún, en muchos casos, la cuantificadora lengua vernácula del ábaco.
Sem comentários:
Enviar um comentário