Independientemente del resultado de las elecciones, el choque entre EE.UU. y China-Rusia está destinado a convertirse en cada vez más incandescente.
Independientemente de las consecuencias geopolíticas y geoeconómicas de la espectacular distopía estadounidense, la asociación estratégica Rusia-China –con sus propios escrutinios ligeramente diferentes– ya han elegido su camino a seguir.
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