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quinta-feira, 29 de dezembro de 2022

Problemas con la magia

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, probablemente pensó que en su papel de autoproclamado policía del mundo formaba parte de sus prerrogativas el verificar lo que estaba sucediendo entre Alemania, China y Rusia. Su intención seguramente se encaminaba a recopilar detalles sobre dos intercambios de alto nivel que el presidente chino, Xi Jinping, tuvo en días sucesivos, uno con el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y con el presidente del Partido Rusia Unida y expresidente ruso, Dmitry Medvedev, respectivamente.

La misión de Medvedev habría sido transmitir algún mensaje muy sensible del presidente ruso, Vladimir Putin, a su par chino. Moscú y Beijing estaban trabajando en una reunión entre mandatario a finales de este mes. Por su lado Steinmeier, diplomático experimentado que ocupó el cargo de ministro de Asuntos Exteriores de 2005 a 2009 y nuevamente de 2013 a 2017, se desconocía el fin de la llamada china, pero un político de alto rango perteneciente al Partido Socialdemócrata, al igual que el actual canciller Olaf Scholz, no hubiera realizado ningún encuentro sin la consulta con Scholz.

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