Zeus deseaba castigar a los hombres después de que Prometeo les entregara el fuego robado del Olimpo. Para eso, y por orden del mandamás, Hefesto fabricó una mujer de arcilla, llamada Pandora, y se la entregó como regalo a Epimeteo, hermano de Prometeo. Al casarse con Epimeteo, Pandora recibió de los dioses una caja y, con ella, la instrucción de no abrirla jamás. Pero los dioses dotaron a Pandora con el don de la curiosidad. No pudo evitar abrir la caja y dejó escapar todos los males del mundo con los que Zeus deseaba castigar a los hombres. Viendo el desastre, Pandora se apresuró a cerrar la caja antes de que escapase el último elemento: la esperanza, único don benefactor que los dioses habían guardado allí.
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