En la actualidad, las bombas, en casa o en el
extranjero, son un elemento definitorio fundamental de la política en
Estados Unidos, la Unión Europea y grupos e individuos islamistas
radicales. La escala y alcance de la política de bombardeos varía en
función de quien la practica. Los Estados practican “bombardeos
al por mayor”, campañas de uso de bombas a gran escala y largo plazo
cuyo objetivo es destruir gobiernos o movimientos enemigos. Los
“bombardeos al por menor” son practicados por grupos o individuos
que participan en atentados esporádicos y a pequeña escala para
provocar el miedo y conseguir resultados simbólicos.
Además de
los atentados y bombardeos planificados, hay atentados improvisados que
cometen individuos perturbados que participan en ataques suicidas sin
ningún trasfondo político ni propósito coherente.
Este artículo
se centrará en la naturaleza del uso de bombas “al por mayor” y “al por
menor”, su frecuencia, consecuencias políticas e impacto a largo plazo
sobre el poder político global.
Los bombardeos como sucesos cotidianos
Estados Unidos y la Unión Europea son los más destacados practicantes
del “bombardeo al por mayor” del mundo. Utilizan ataques en serie contra
múltiples países sin declararles la guerra ni introducir en el
territorio tropas terrestres de su propio país. Están especializados en
ataques indiscriminados sobre población civil desarmada: mujeres, niños,
ancianos y hombres no combatientes. Es decir, utilizan los “bombardeos
al por mayor” para desatar el terror cotidiano en las sociedades.
Los EE.UU. y la U.E. practican la “guerra total” desde los cielos, sin
perdonar ningún ámbito de la vida civil cotidiana. Bombardean barrios,
mercados, infraestructuras vitales, fábricas, escuelas y centros
sanitarios. Las consecuencias de sus bombardeos diarios y “normales” es
la eliminación total de las propias estructuras necesarias para la
existencia civil, provocando la desposesión masiva y la migración
forzosa de millones de personas que buscan su seguridad.
No es
sorprendente que los refugiados busquen refugio en los países que han
destruido sus medios normales de existencia. Los bombardeos al por mayor
de EE.UU-UE no caen sobre sus propias ciudades, por lo que millones de
desposeídos intentan desesperadamente encontrar un hueco en ellas.
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